Los adultos no solemos relacionar los trastornos mentales con la niñez, por el simple hecho de considerar a esta etapa de la vida libre de toda preocupación. Sin embargo, lo cierto es que hay un porcentaje de niños y niñas que experimentan algún tipo de dificultad en el desarrollo acorde a su edad y que no le permite la correcta y fluida interacción con su entorno.
Si tomamos en cuenta el nivel del lenguaje de los niños, el cual en la mayoría de casos, no le permite aun expresar de forma asertiva lo que sucede en su interior. Nos hacemos consientes de la importancia de la observación del comportamiento del niño o la niña por parte de padres, tutores y educadores para identificar cambios serios en la forma de aprender, en el manejo de las emociones, que este causando angustia y problemas en las actividades diarias.
El estar siempre atentos es el primer mecanismo para ayudar a nuestros niños a superar estas dificultades que puedan presentarse en la infancia. Los trastornos mentales, son descritos como afecciones que impactan el pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento. Pueden afectar su capacidad de relacionarse con los demás y funcionar cada día.
Esto no quiere decir que hay una normatividad por la cual se rija estrictamente comportamiento ideal de un niño y que cualquier acción que no se ajuste inequívocamente será catalogado como un trastorno, ya sea de tipo afectivo, psiquiátrico o conductual. Recordemos que cada niño es un individuo único que se desarrolla y aprende a su ritmo. Sin embargo, el instinto de los padres será primordial para identificar a tiempo, algún tipo de trastorno que afecte al niño y buscar la atención adecuada para el caso.
Desde hace muchos años en Colombia contamos con la ayuda de la consulta del psiquiátrica infantil, para que asista a los padres en la crianza y a detectar dificultades psicológicas, emocionales, psiquiátricas y poder oportunamente ayudar también al optimo desarrollo de los niños a pesar de los retos que presentan.
Los profesionales de la salud utilizan las directrices de la quinta edición del “Manual diagnóstico y estadístico” de la Asociación Estadounidense de Siquiatría (DSM-5), para ayudar a diagnosticar los trastornos de la salud mental en los niños. Entre los más comunes se encuentran:
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Las personas con el TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (podrían actuar sin pensar en el resultado de sus acciones) o pueden ser demasiado activos. Aunque el TDAH no tiene cura, se puede controlar eficazmente y algunos síntomas pueden mejorar a medida que el niño va creciendo.
- Trastorno de la conducta (TC)
El trastorno de la conducta (TC) se diagnostica cuando el niño muestra un patrón continuo de agresión hacia otras personas, y graves violaciones de las reglas y normas sociales en la casa, la escuela y con los compañeros.
- Trastorno de oposición desafiante(TOD)
Cuando los niños se portan mal en forma persistente, de tal manera que causan serios problemas en la casa, la escuela o con los compañeros, puede que reciban el diagnóstico de trastorno de oposición desafiante (TOD).
- Depresión
Cuando el niño siente tristeza y desesperanza persistentes, puede que se diagnostique depresión.
- Ansiedad
Cuando los niños no superan los miedos y las preocupaciones típicos de los niños pequeños, o cuando los miedos y las preocupaciones son tantos que interfieren con las actividades escolares, en la casa o en el juego, puede que se diagnostique un trastorno de ansiedad.
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Puede que los niños tengan un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) cuando los pensamientos no deseados, y los comportamientos que se sienten obligados a hacer debido a esos pensamientos, suceden con frecuencia, ocupan mucho tiempo (más de una hora al día), interfieren con sus actividades o los hacen sentirse muy mal. A los pensamientos se les llama obsesiones. A los comportamientos se les llama compulsiones.
- Trastorno por estrés postraumático (TEPT)
El niño podría sufrir este trauma en forma directa o podría ser testigo de algo que le suceda a otra persona. Cuando el niño presenta síntomas a largo plazo (que duran más de un mes) a causa de ese estrés, que lo hacen sentirse mal o interfieren con sus relaciones y actividades, puede que reciba el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Otros factores que podrían afectar el aprendizaje, el comportamiento y las emociones de los niños incluyen estar expuestos a un ambiente hostil, ser víctima de bullying o cualquier tipo de abuso, el autismo, el consumo de sustancias ilícitas, entre otras más.
Cada caso a tratar es particular y complejo, por lo que se recomienda buscar la atención de profesionales que ayuden tanto a padres como a hijos a superar los trastornos en la etapa de desarrollo. En la Clínica Nuevo Ser, contamos con un grupo de profesionales de distintas disciplinas, dispuestos a apoyar a las familias en el cuidado integral de sus hijos. Si tu o una persona cercana esta atravesando por una situación similar contáctanos.